Argentina es un país agrícola, lo que implica miles y miles de hectáreas de campo por todo el territorio dedicadas a la siembra.
¿Y qué tiene que ver esto con el desarrollo personal o reiniciar tu vida?
Mucho.
Te cuento.
Entre las historias más comunes de quienes vivieron y crecieron en el campo en las décadas del 30 y 40 (siglo XX), es común escuchar cómo las langostas invadían los campos. Cuando esto sucedía, el cielo —según los relatos— se ponía negro, el zumbido era aterrador, y todos se preparaban con trapos y sábanas para enfrentarlas y proteger el sembrado.
Imaginá miles de langostas invadiendo un sembrado, y un puñado de agricultores intentando protegerlo con trapos. El resultado: la cosecha perdida.
Foto disponoble en el sitio argentina.gob.ar
De ahí nace el dicho: “cuando llegan las langostas, el año está terminado”.
Lo que quedaba era sobrevivir, hasta que se pudiera volver a sembrar.
Esto aplica al desarrollo humano. A veces, todo se pone negro, y poco o nada se salva de lo que habíamos planeado o querido hacer.
La lección es: despejar la mente, aceptar lo que pasó, calmarse y volver a programar otra siembra.
Lo que sigue, será con más experiencia, creatividad, desafiando la incertidumbre y fortalecido por lo vivido.
Llegamos al 13 de junio. Es probable que hagas un balance de cómo venís con tus metas.
¿Te acordás en diciembre cuando todo parecía tan posible y real?
Después viene enero y algunas cosas salen, otras no. Te decís que todavía queda año por delante. En febrero repetís “todavía estoy a tiempo”. En marzo te molesta recordar lo que prometiste que ibas a hacer. Y en abril o mayo… quizás ya ni te acordás de todo lo que te habías propuesto. Y en junio, te da un choque de realidad. Como perder la cosecha.
Pero... todavía te quedan seis meses por delante.
Así que:
Si todavía no empezaste, hacelo.
Si empezaste y abandonaste, retomalo.
Si no salió como creías, aprendé y seguí desde ahí.
Para ayudarte a pensar en vos y priorizarte, escribí un libro.
Libro desde Argentina
Libro resto del mundo
Y para quienes me leen siempre, tengo nuevo email: contacto@susanakunzi.com. Ahí me escribís.
Ah, claro... ¡también tengo nuevo dominio!
Chusmealo aquí
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Susana